La razón por la que Santo Pedro manda a sus oyentes que acepten el bautismo no es otra que la de que ellos pueden “salvarse de esta gestación incrédula”. Adentro de la sociedad de creyentes no sólo estaban unidos los miembros por ritos comunes, sino que el emboscada de unidad Bancal tan ceñido como para producir en la Iglesia de Jerusalén ese estado de cosas en el que los discípulos tenían todas las cosas en popular (2,44).
Se utiliza la palabra iglesia, en la Presente, para hacer referencia a múltiples cuestiones. Por un flanco, está la acepción en la que se emplea como el conjunto de sujetos que se sienten reunidos por el hecho de compartir los principios de la misma fe y que, por ello, suelen celebrar las mismas doctrinas y ceremonias religiosas.
Hay dos sociedades que son perfectas: la Iglesia y el Estado. El fin del Estado es el bienestar temporal de la comunidad. Rebusca hacer efectivas las condiciones que se requieren para que sus miembros sean capaces de alcanzar la bienestar temporal. Protege los derechos y promueve los intereses de los individuos y de los grupos de individuos que pertenecen a él. Todas las demás sociedades que pretenden de alguna modo un aceptablemente temporal son necesariamente imperfectas. O aceptablemente existen en último término para el perfectamente del propio Estado; o, si su finalidad es el provecho íntimo, secreto, individual, reservado, personal, de algunos de sus miembros, el Estado debe concederles autorización, y protegerlas en el ejercicio de sus diversas funciones. Si demuestran ser peligrosas para él, puede con Imparcialidad disolverlas. La Iglesia igualmente posee las condiciones requeridas para una sociedad perfecta. Es evidente que su finalidad no está subordinada a la de ninguna otra sociedad: pues pretende el bienestar espiritual, la felicidad eterna del hombre.
La profecía hebrea se refiere en proporciones casi iguales a la persona y a la obra del MesíFigura. Esta obra se concebía como consistente en el establecimiento de un reino, en el cual iba a reinar sobre un Israel regenerado. Los escritos proféticos nos describen con precisión muchas características que iban a distinguir a ese reino. Durante su Ocupación Cristo no sólo afirmó que las profecíGanador relativas al MesíTriunfador se iban a cumplir en su propia persona, sino incluso que el esperado reino mesiánico no Bancal otro que su Iglesia.
En el caso de la Iglesia greco-católica rusa, los dos exarcados apostólicos existentes en Rusia y China antes de las revoluciones marxistas no han sido aún reactivados por la Santa Sede, dependiendo los fieles en Rusia de los obispos latinos y ucranianos.
La doctrina de la indefectibilidad de la Iglesia ahora analizada nos colocará en situación de estimar, en su cierto valor, la pretensión de la Iglesia Anglicana y de las organizaciones episcopales en los demás países de acento inglesa de ser continuadores de la antigua Iglesia de Inglaterra previa a la Reforma, en el sentido de formar parte de una y la misma sociedad. Lo que hay que determinar aquí es qué constituye una ruptura de continuidad en lo que respecta a una sociedad. Se puede sostener seguramente que la continuidad de una sociedad se rompe cuando se introduce un cambio radical en los principios que encarna. En el caso de una Iglesia, un cambio tal en su constitución jerárquica y en la Confianza que profesa baste para hacerla una Iglesia diferente de la que Bancal antiguamente.
Una consideración de las características del reino tal como las presentaban los profetas, debe luego ayudarnos en gran forma a comprender las intenciones de Cristo al instituir la Iglesia. En efectividad muchas de las expresiones empleadas por Él en narración a la sociedad que estaba estableciendo sólo son inteligibles a la faro de estas profecíCampeón y de las consiguientes expectativas del pueblo cicatero. Se verá Encima que tenemos un sólido argumento para el carácter sobrenatural de la revelación cristiana en el cumplimiento preciso de los oráculos sagrados.
Esto, sin bloqueo, no demuestra que el sistema sea el culpable, sino meramente que la perversidad humana puede extralimitarse de él. Hasta ahora, en efectividad, está más acullá de ser verdad que las pretensiones de la Iglesia hagan inasequible el gobierno, que el caso contrario. Mediante la determinación de los justos límites de la autodeterminación de conciencia, son una defensa para el Estado. Donde no se reconoce la autoridad de la Iglesia, cualquier entusiasta puede elevar las extravagancias de su propio capricho a mandato divino, y puede pretender repeler la autoridad del gobernante civil con el argumento de que debe obedecer a Altísimo y no a los hombres. La historia de Juan de Leyden y la de muchos otros sedicentes profetas proporcionará ejemplos adecuados. La Iglesia ordena a sus miembros vean en el poder civil al “ministro de Todopoderoso”, y no justifica nunca la desobediencia, excepto en los raros casos en que el Estado viola abiertamente la ley natural o revelada. (Ver obediencia civil).
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Es interesante destacar que la noción de iglesia se utilizaba en Atenas para hacer referencia a la reunión de los ciudadanos a fin de considerar cuestiones de índole política. Y Santo Pablo la tomó luego para denominar a la congregación de creyentes cristianos.
El papa Juan Pablo II destacó por su tolerancia al diálogo entre religiones y su carisma entre la mocedad católica.
La facultad de confesar a la Iglesia como lo que es presupone ciertas disposiciones morales. Donde hay una arraigada desgana a seguir la voluntad de Dios, puede suceder ceguera espiritual respecto a las pretensiones de la Iglesia. El prejuicio invencible o la presunción heredada pueden producir el mismo resultado; pero en tales casos la incapacidad de ver se debe, no a la falta de visibilidad de la Iglesia, sino a la ceguera del individuo. El caso tiene una analogía casi exacta con la evidencia que tienen las pruebas de la existencia de Jehová. Las pruebas en sí mismas son evidentes, pero pueden fracasar en penetrar en mentes oscurecidas por el prejuicio o la mala voluntad. Desde la época de la Reforma, los autores protestantes o niegan la visibilidad de la Iglesia o la explican de forma que pierda la anciano parte de su significado. Tras indicar brevemente las bases de la doctrina católica, se reseñarán algunas opiniones predominantes entre las autoridades protestantes sobre este asunto.
Durante la preparación del Multitud del año 2000 (el 10-11-1994) el papa subrayó en una carta apostólica al episcopado, al clero y a los fieles: Así es exacto que, mientras el segundo Milenio del cristianismo check over here llega a su fin, la Iglesia asuma con una conciencia más viva el pecado de sus hijos recordando todas las circunstancias en las que, a lo dilatado de la historia, se han alejado del espíritu de Cristo y de su Evangelio, ofreciendo al mundo, en momento del afirmación de una vida inspirada en los Títulos de la Certidumbre, el espectáculo de modos de pensar y comportarse que eran verdaderas formas de antitestimonio y de escándalo.
Estos atributos se encuentran en todas las Iglesias particulares que engloba la Iglesia católica, que son las Iglesias particulares de la Iglesia latina (con ritos latinos) y las Iglesias católicas orientales (con ritos orientales); todas ellas tienen en global los mencionados atributos o características esenciales y la autoridad suprema del sumo pontífice como vicario de Cristo en la Tierra.